Luis Vélez de Guevara

LA SERRANA DE LA VERA, de Luis Vélez de Guevara




Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas

Centro de Estudios Históricos



TEATRO ANTIGUO ESPAÑOL

Textos y Estudios


I


Luis Vélez de Guevara


LA SERRANA DE LA VERA


Publicada por


R. Menéndez Pidal y Mª Goyri de Menéndez Pidal



MADRID

1916




[Edición digital basada en la de Teatro antiguo español. Textos y Estudios, I: Luis Vélez de Guevara, La serrana de la Vera, publicada por Ramón Menéndez Pidal y María Goyri de Menéndez Pidal, Madrid, Centro de Estudios Históricos, 1916.
© Fundación Ramón Menéndez Pidal.]



ADVERTENCIA*


  El Centro de Estudios Históricos se propone editar, en la medida que le sea posible, obras dramáticas de los siglos XVI y XVII que por un interés de cualquier clase merezcan no permanecer inéditas o ser publicadas de nuevo.

  En estos últimos tiempos no faltan en España ediciones de nuestro teatro clásico que, en general. siguen los métodos que implantó la Biblioteca de Autores Españoles. Se atiende, sobre todo, en esas publicaciones a la numerosidad de las obras sacadas a luz, y se descuida manifiestamente la exactitud del texto; júzgase la exactitud como cosa tan de segundo orden, que los trabajos de copia e impresión hasta suelen encomendarse a auxiliares, quienes. a destajo, corrigen y alteran, consciente o inconscientemente, la letra y el sentido del original; de esa suerte la edición queda poco útil para cualquier trabajo científico.

  Tal criterio tiene cierta justificación en el propósito de vulgarizar el conocimiento de nuestro antiguo teatro, para lo cual se moderniza desde luego la ortografía y a veces el lenguaje mismo de las obras publicadas. Pero lo lastimoso es que la apetecida vulgarización no se logra, ya que es de todos sabido que, actualmente, y a pesar de esas numerosas ediciones, el público conoce tan sólo un insignificante número de comedlas, sea por el reducidísimo papel que el estudio de nuestros antiguos autores desempeña en la formación de la juventud, sea por la gran distancia que media entre los ideales del drama antiguo español y los modernos, imposible de ser salvada espontáneamente. Nuestro público está de tal modo alejado de las comedias clásicas, que desde hace mucho tiempo se viene juzgando que para la representación es indispensable hacer un arreglo del texto de aquellas comedias más conocidas que aún logran ser llevadas a la escena. Y claro es que respecto a las obras de segundo orden, que fueron ya abandonadas por el público español desde hace siglos, no puede aspirarse a restablecer de pronto una tradición tan hondamente interrumpida, ni confiar que los lectores modernos las reciban como materia literaria actual por el solo hecho de presentárselas con ortografía modernizada. La empresa de dotar a las generaciones modernas de gusto y de capacidad para la lectura de las producciones literarias de los siglos XVI y XVII es empeño harto más complicado, que sólo podrá obtenerse por caminos menos directos y fáciles, ajenos en gran parte al dominio especial de la Filología.

  Desde luego debe comprenderse que lo que más contribuirá a divulgar el teatro antiguo entre el público son las ediciones de obras verdaderamente importantes, acompañadas de aquellos estudios que son imprescindibles para guiar al profano en la comprensión de arcaísmos, de idea y de idioma, de los cuales vive nuestro público tan ignorante que por lo general hasta niega su existencia. Y en cuanto a las obras de valor secundario, que merecidamente quedaron inéditas en su tiempo, es un error pretender vulgarizarlas, pues faltándoles en general un valor estético permanente, no interesan más que a la Historia.

  Dadas estas condiciones, lo oportuno será no aspirar ilusoriamente a difundir las obras inéditas de nuestra escena entre el público más general, a quien estorba cualquier ortografía extraña, sino publicarlas al círculo más reducido, que está preparado para recibirlas y que es en definitiva el que las ha de buscar y leer.

  Según esto, las comedias que editemos saldrán con un texto fijado con el rigor que permitan las fuentes de que se disponga. Mantendremos la grafía de los originales antiguos que sirvan de base a la edición, pues sin este respeto fundamental no puede haber la exactitud necesaria para la crítica del texto. únicamente no se conservará la confusión antigua de la v y la u, y se usará siempre aquélla cuando sea consonante, y ésta cuando vocal. La acentuación y puntuación se pondrán también según el uso moderno.

  El texto no llevará al pie de página más que notas de carácter paleográfico. En forma de Notas y observaciones finales figurarán después todas aquellas ilustraciones que el editor haya juzgado necesarias; las observaciones de historia literaria precederán a las notas aclaratorias de voces y frases. En fin, respecto de la métrica, aunque la obra no se crea merecedora de un estudio especial, llevará por lo menos un resumen de la versificación, hecho según un patrón uniforme que facilite cualquier examen comparativo.



Abe María.

La serrana de la Vera

Para la señora Jusepa Vaca.









LOS QUE HABLAN EN ESTE ACTO PRIMERO
 
 
GIRALDO, labrador viejo.
DON LUCAS, capitán.
MINGO, gracioso.
PASCUAL.
VIZENTE.
LLORENTE.
BRAS.
GILA, la serrana.
MADALENA, otra.
DON GARZÍA, alférez.
DOS DE PLASENCIA.(1)
ANDRÉS, brabo.
GERÓNIMO, brabo.
AGUADOR.
DON FERNANDO, rey.
DOÑA ISABEL, reyna.
DON NUÑO, un criado.
DON RODRIGO GIRÓN, maestre de Calatraba.






ir al inicioir al finalACTO PRIMERO (2)

 

Giraldo, labrador viejo, rico, y don Lucas de Caravajal, capitán, con su gineta y en cuerpo, muy galán; y dize Giraldo:

 
Redondilla
Giraldo.
  Si soys capitán del rey, Ver Fol. 4r
seldo** muy enorabuena,
que no me puede dar pena
el serville a toda ley;
  pero en mi casa jamás 5
se aloxó nadie, y sospecho
que el concexo no lo ha hecho,
ni el alcalde.
Capitán.
¿El rey no es más?
Giraldo.
  ¿Quién lo niega? Mas aquí
4LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º
ellos al rey representan, 10
y nunca mi casa afrentan,
si puede dezirse assí,
  con hazerla aloxamiento.
Capitán.
¿Soys hidalgo?
Giraldo.
No, señor;
pero soy un labrador 15
con honrrado nazimiento,
  cristiano viejo y onrrado,
que nosotros no pudimos
escoxer cuando nacimos
la nobleza ni el estado; 20
  que a fee que, a ser en mi mano,
y a quererlo también Dios,
naziera mexor que vos.
Capitán.
¡Qué filósofo villano!
Giraldo.
  Mas a espacio, si es posible,* 25
señor capitán, que a fee Ver Fol. 4v
que, aunque estoy viejo, sabré
tener valor invencible
  para no dexar que vos
me ofendáys.
Capitán.
¿No sois villano? 30
Giraldo.
Hombre soy umilde y llano;
mas villano no, por Dios,
  sino es porque vivo en villa;**
que villano es el que intenta
a trayción muerte o afrenta; 35
hombres buenos en Castilla
  sus reyes nos an llamado,
y los que son hombres buenos,
de ese nombre están ajenos.
  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º5
Pero habláys como soldado, 40
  y aun como soldado mozo;
que a ser más viejo, en efeto,
tratara con más respeto
estas canas vuestro bozo.
Capitán.
  Los que nobles an nazido, 45
servicios no an menester
con los reyes, para ser
lo que otros an merezido
  quando muchos les an hecho,
que en impresas semejantes 50
sirbieron por ellos antes
con más que invencible pecho
  sus nobles antepasados;
y Plasencia de los míos
conoze muy bien los bríos 55
que en ella están sepultados,
  aunque an fama inmortal; Ver Fol. 5r
que, de los Caravajales,
sirviendo como leales
a la corona real 60
  y como muy valerosos
en Portugal y Castilla,
dan muestras en su capilla
mil trofeos generosos.
  Y así los reyes (que guarde 65
mil siglos, amén, el zielo
en el castellano suelo)
de quien son haziendo alarde,
  para la famosa guerra
de Granada, me an nombrado 70
por capitán, y me an dado
patente para mi tierra
  por mayor merzed; y assí
en toda la Vera puedo
6LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º
hazer gente, y hoy me quedo 75
a tocar caxas aquí
  y a levantar la vandera,
porque en Plasencia querría
entrar ya con compañía
de la gente de la Vera; 80
  porque es grande gusto entrar
por su patria tan onrrado
el que salió a ser soldado.
Y por ser tan buen lugar
  Gargantalaolla, quise 85
que tenga principio en él,
y en vuestra casa, pues dêl Ver Fol. 5v
no ay nadie que no me avise
  que es la mexor; y soys vos
el más rico del lugar, 90
y es buen puesto para estar
la vandera.
Giraldo.
¡Guárdeos Dios
  por la merzed que me hazéys!
Pero yo os agradeziera,
en lo que posible fuera, 95
mucho más que lo escuséys;
  y os serbiré desde aquí
en cuanto queráys mandarme.
Capitán.
Si he de llegar a enfadarme,
escusaldo vos.
Giraldo.
A mí 100
  nunca me echaron soldados,
y no los he de tener.
Capitán.
Esto esta vez ha de ser,
¡por vida del rey!
Giraldo.
Criados
  y vasallos suyos somos, 105
pero no pienso serbiros
  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º7
en eso.
Capitán.
Yo sí mediros
con la gineta los lomos,
  y hazer a palos aquí
lo que por bien no queréys; 110
que como encinas daréys
el fruto mexor así.
Giraldo.
  Idos, señor capitán,
más a la mano, ¡por Dios!,
que ni enzina soy, ni vos 115
soys el paladín Roldán Ver Fol. 6r
  para mostraros tan fiero
conmigo en mi casa.
Capitán.
Haré
lo que digo, por la fee
de soldado y cavallero. 120
Giraldo.
  Pues por la fe de onbre onrrado
que no lo hagáys, que aunque estoy
viejo, padre de hijos soy;
y si el zielo no me ha dado
  varón que pueda bolber 125
vida arrestando** y onor
por las ofensas, señor,
que vos me podáys hazer,
  una hija me dio el zielo
que podré dezir que vale 130
por dos hijos, porque sale
a su padre y a su agüelo;
  que fuera de la presencia
hermosa, tan gran valor
tiene, que no ay labrador 135
en la Vera de Plasencia
  que a correr no desafíe,
a saltar, luchar, tirar
la barra, y en el lugar
8LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º
no ay ninguno que porfíe 140
  a mostrar valor maior
en ninguna cosa destas,
porque de las manifiestas
vitorias de su valor
  tienen ya gran experiencia 145
que es su ardimiento viçarro.
De bueyes detiene un carro, Ver Fol. 6v
de un molino la violenzia;
  corre un cavallo mexor
que si en él cosida fuera, 150
y en medio de la carrera
y de la furia maior,
  que pareze que al trabés
a dar con un monte viene,
suelta el freno y le detiene 155
con las piernas y los pies.
  Esta mañana salió
en uno al monte a cazar,
y casi todo el lugar
tras ella, que la siguió 160
  siempre que a caza a salido,
por verla con la escopeta
cómo los vientos sujeta,
que ningún tiro a perdido
  al buelo, de tal manera 165
que no ay abe que la aguarde
ny todo el furioso alarde
de los brutos.
Capitán.
No me diera
mucha pesadumbre a mí,
que yo luchara con ella 170
de buena gana; y si es bella,
como referís aquí,
  y tan diestra en el luchar
  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º9
como en todo marabilla,
con alguna zancadilla 175
la intentara derribar.
Giraldo.
  Castigar sabe también Ver Fol. 7r
malicias de esa manera.
Capitán.
Pondráse aquí la vandera,
y después sabremos quién 180
  podrá más de ambos a dos;
que según la abéis pintado,
si quiere ser mi soldado,
os doy palabra, por Dios,
  de darle mi escuadra.
Giraldo.
Estáys 185
de espacio y de buen humor.
 

Tocan un atanbor.

 
Capitán.
Ya pienso que el atanbor,
puesto que vos no gustáis
  del cuerpo de guardia aquí,
quiere tomar posesión, 190
y echar el vando en razón
de mi patente; y assí
  hazed... ¿Cómo es vuestra grazia?
Giraldo.
Giraldo.
Capitán.
Giraldo amigo,
para todo lo que os digo 195
sin género de desgrazia
  apercebir luego luego
lo que fuere necesario.
Y no lo hagáys al contrario,
ya que por bien os lo ruego, 200
  si hazerme queréys fabor,
pues que no se escusa ya.
Giraldo.
Ya viene Gila y podrá
daros recado, señor.
10LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º
 

Suenen relinchos** de labradores, y vayan entrando por el patio cantando toda la compañía (menos los dos que están en el tablado) con co[ronas](1) de flores, y uno con un palo largo y en él metido un pellejo de un lobo con su cabeza, y otro con otro de oso de la misma suerte, y otro con otro de jabalí. Y luego, detrás, a caballo, Gila, la serrana(2) de la Vera, vestida a lo serrano de muger, con sayuelo y muchas patenas, el cabello tendido y una montera con plumas, un cuchillo de monte al lado, botín argentado y puesta una escopeta debaxo del caparazón del caballo. Y lo que cantan es esto, hasta llegar al tablado, donde se apea:

 
Octosílabo monorimo (con estribillo)
¡Quién como ella, 205
la serrana de la Vera! Ver Fol. 7v
 

Cop.

 
  A dar flores sale al prado
la serrana de la Vera,
bizarra puesta a cavallo
la serrana de la Vera. 210
En crenchas lleba el tocado
la serrana de la Vera,
ojos hermosos rasgados,
la serrana de la Vera;
lisa frente, roxos labios, 215
la serrana de la Vera;
pelo de ánbar, blancas manos
la serrana de la Vera; Ver Fol. 8r
cuerpo genzor** y adamado,
la serrana de la Vera, 220
¡Quién como ella,
la serrana de la Vera!
  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º11
 

2.º

 
  A dar flores sale al valle
la serrana de la Vera; Ver Fol. 8r
genzor** cuerpo, hermoso talle, 225
la serrana de la Vera.
Su belleza y su donayre,
la serrana de la Vera,
viene enamorando el ayre
la serrana de la Vera. 230
Sus ojos negros y grabes,
la serrana de la Vera,
no hay quien mire que no adame
la serrana de la Vera.
Dios mil años mos la guarde 235
la serrana de la Vera,
y la dé un galán amante,
la serrana de la Vera,
para que con ella case
la serrana de la Vera, 240
y para a los doze pares
la serrana de la Vera.
¡Quién como ella,
la serrana de la Vera!
 

Gila apéase y dize, tomando la escopeta de la silla del caballo:

 
Redondilla
Gila.
  Lleba, Mingo, ese caballo 245
al pesebre, y del arzón
esa caça quite Antón.
Capitán.
De puro admirado callo.
  No e visto en onbre jamás
tan varonil biçarría 250
Giraldo.
Vengas con bien, hija mía.
12LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º
Gila.
¡O padre!
Giraldo.
¡Gallarda estás!
  Cada vez que te contemplo,
vida, pienso que me añades
Jordán de mi edad. ¡Que edades 255
sin fin vivas, para exenplo
  de mugeres españolas! Ver Fol. 8v
¿A los xazmines contigo
cómo les fue? ¿Y entre el trigo
a las roxas amapolas? 260
  Los azules alhelíes,
¿an querido competir
con tus venas de çafir?
¿A tus labios carmesíes,
  atrebióse algún clavel? 265
¿Ubo algunas marabillas
al nácar de tus mexillas
descorteses?
Gila.
Un cruel
  jabalí se me atrebió
solamente; mas de suerte 270
que solicitó su muerte
por donde menos pensé.
Giraldo.
  ¿De qué modo?
Gila.
Yo corría
tras de un corzo al viento ygual,
y al descubrir el cristal 275
de una hermosa huente* fría**
  que hendo** a unos ruinseñores
caricio porque callava **
y tan en tanto ensartaba
perlas en hilos de flores, 280
  en colchones de alhelíes
  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º13
un sangriento jabalí
vi echado, que desde allí
perlas trocaba a rubíes:
  que tan caro le conbida 285
la hermosa huente** a beberlas,
que por la sed de las perlas
daba la sangre y la vida.
  Apenas sintió el roydo,** Ver Fol. 9r
quando, puesto en cuatro pies, 290
el fiero animal montés,
de espuma y sangre teñido,
  desenvaynó del cristal
de la huente** los colmillos
que son mortales cochillos,* 295
y el espumoso animal
  al cavallo arremetió
terrible y determinado,
lo que alcanzó por un lado,
y hurtéle la buelta yo. 300
  Buelbe otra vez sobre mí,
y yo rebuelbo sobre él,
y más airado y cruel
el zerdosso jabalí,
  otra vez arremetió 305
a los pechos del cavallo;
pudo herillo, a no apartallo
con tanta destreza yo;
  buelbo las ancas, afloxo
el freno, doile al ixar 310
la espuela, y buélbeme a dar
asalto, en su sangre roxo.*
14LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º
  Tuerzo el cuerpo, y sobre el lado
izquierdo pongo el cañón,
corre el gatillo al fogón, 315
y al pardo plomo colado
  el sediento pedernal,
y apenas sufre que ocupe
la pólvora, quando escupe
contra el sangriento animal* Ver Fol. 9v 320
  un raio que le reciba
por la vista y las orexas,
y partiéndole las cexas
di con él patas arriba.
  Maté este lobo después 325
y ese oso fiero, señor,
y de la caza menor
alguna que entre los pies
  el caballo atropellaba,
y con los perros corrimos. 330
Y con esto nos bolbimos
como ardiendo el sol vaxava,
  deseosa que esta tarde
vamos a ver a Plasenzia
las fiestas, con tu lizenzia 335
Giraldo.
Muchos años Dios te guarde,
  que yo, Gila, determino
acompañarte tanbién.
Gila.
¿Quién es este onbre de bien
que tan galán de camino 340
  estaba con vos aquí?
Giraldo.
Es un capitán.
Gila.
¿Querrá
aloxarse?
Giraldo.
Claro está.
  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º15
Gila.
Pues yo no quiero.
Capitán.
Yo sí.
Gila.
  ¿No hay más que quererlo vos? 345
Capitán.
Aquí no pienso que ay más.
Gila.
No vi capitán jamás
tan resuelto, ¡bibe Dios!
Capitán.
  Ni yo muger que tan bien
lo jure.
Gila.
Si imagináys 350
que lo soy, os engañáys, Ver Fol. 10r
que soy muy onbre.
Capitán.
Pues bien,
  ¿qué importa, señora Gila,
quando fuera su merzed
dos Hércules?
Gila.
Pretended 355
(pues el hablar anichila
  a los que de onbres se precian)
que acortemos de razones,
que tales conversaciones,
más que estiman menosprecian, 360
  como lo dize el refrán;
y busque otro aloxamiento
el alférez o el sargento
para el señor capitán,
  porque mi padre no aloxa 365
sino es a mí solamente,
a su ganado, a su gente
y al güésped que se le antoxa;
  y a los soldados, camarada,
aunque el rey se lo soprique, 370
nunca lo acostumbra. Pique,**
que más abaxo ay posada;
  que en esta casa, yo fío
que os la den de mala gana.
16LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º
Capitán.
¡O, qué cansada villana! 375
Gila.
¡O, qué fanfarrón jodío!
Capitán.
  ¡Bibe Dios, que emos de ber
cómo me contradezía
aloxarme.
Gila.
Vos venís
donde no queréys bolber, 380
Capitán.
  ¡A, señor alférez! ¡Ola,
señor sargento!
Gila.
Esperad,
no os enojéys, y escuchad
aquesta palabra sola.
Capitán.
  ¿Qué quieres? Ver Fol. 10v
Gila.
Que os aloxéys 385
muy en buen ora, que llanos**
estamos ia.
Capitán.
¡Al fin, villanos,
que nada por bien hazéys!*
  ¡Temiendo que la gineta
no hiziera el aloxamiento! 390
¿Quál a de ser mi aposento?
Gila.
El cañón dêsta escopeta.
Capitán.
  ¿Qué dizes?
Gila.
Procura entrar,
fanfarrón.
Capitán.
Escucha, advierte.
Gila.
¡Bibe Dios, que dêsta suerte 395
os he de echar del lugar!
 

éntrase el capitán retirando, y Gila poniendole la escopeta a la vista, que lo hará muy bien la señora Jusepa.

 
Giraldo.
  Eso sí, Gila, y no quiera
sopetearnos nenguno.
  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º17
Pascual.
Si hueran diez, como es uno,
lo propio, Giraldo, huera.* 400
Mingo.
  ¡Ojo, quál va por la calle
el fanfarrón capitán!
Vizente.
¡Mala pascua y mal San Juan
le dé Dios, y nunca halle
  en toda la Vera apenas 405
un soldado que le siga!
Llorente.
¡Todo el cielo le maldiga!
Mingo.
¡Pardiobre!, que me dan venas
  de atordille desde aquí,
Giraldo, con un guijarro. 410
Bras.
Y si coxo de un chaparro
una estaca yo.
Giraldo.
Vení,
  y no perdamos a Gila
de vista.
Mingo.
Giraldo, vamos;
aunque, si mal no miramos, 415
los mocos le despabila,
  y no hay dêlla que temer Ver Fol. 11r
con un onbre tan royn.
Giraldo.
¡Hija de Giraldo al fin!
Bolbé a cantar y tañer. 420
 

Éntranse cantando.

 
Pareados
  ¡Quién como ella,
la serrana de la Vera!
 

Entre agora el capitán retirándose y Gila con la escopeta en los ojos, y dize él:

 
Redondilla
Capitán.
  Serrana hermosa y cruel,
¿dónde me intentas llebar?
18LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º
Gila.
Ésta es la cruz del lugar, 425
la horca aquélla y aquél
  el camino de Plasenzia,
aquél el de Xarandilla;
no volváys más a la villa
a tentarme de pacencia, 430
  que os volaré, ¡bibe Dios!,
mucho mexor que lo digo.
Basta lo que vos conmigo
y yo he pasado con vos,
para que no segundéys, 435
que sufro mal demasías;
que a otras cuatro compañías
lo mismo hiziera que veys,
  quanto y más a un capitán
tan descortés y hablador. 440
Y adviértoos que este rigor
pasará -a ser vos Roldán-
  adelante si bolbéys,
no solamente a mi casa,
sino al lugar, pues que pasa 445
lo que a vuestros ojos veys.
  Y poneos a escoxer Ver Fol. 11v
quál déstos caminos dos
más os agrada, y ¡adiós! (Vase.)
Capitán.
¿Ay más notable muger? 450
  Haziéndome cruzes quedo,
porque venze con valor,
con hermosura y amor,
y dos vezes dezir puedo
  que venzido me a dexado. 455
Hasta el campo me sacó;
que más rigor no se osó
con un recién azotado,
  que le apean del jumento
  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º19
para desterralle. Estoy 460
sin mí.
 

Don Garzía, alférez.

 
D. Garzía.
  En vuestra busca voy,
y lo mismo haze* el sargento.
¿Qué es lo que os a sucedido,
señor capitán?
Capitán.
No sé;
que una muger sola...
D. Garzía.
¿Fue 465
la serrana?.
Capitán.
No a tenido.
  Aquiles mayor valor,
aunque mis locos antoxos
más temieron a sus oxos.
D. Garzía.
Si es la serrana, señor 470
  don Lucas, tiene en la Vera
notable fama de hermosa
y de muger valerosa.
Capitán.
Hazed sacar la vandera
  de la villa, don Garzía, 475
que mexor será en Plasencia
levantalla, y con violenzia
de toda una campañía
  abrasar este lugar Ver Fol. 12r
y gozar esta muger 480
tan braba.
D. Garzía.
Es buen parezer.
Bien podrás luego marchar,
  que ésta es belicosa gente,
y estando sin compañía
hará una superchería.** 485
20LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º
Capitán.
Esta serrana valiente
  he de rendir si me cuesta
mil vidas, alférez.
D. Garzía.
Luego
puedes.
Capitán.
De furia estoy ciego,
pero no es ocasión ésta. 490
D. Garzía.
  Determínate, que yo
solo a Gargantalaolla
abrasaré, y esa polla,
que entre sus gallos crió,
  te la daré sazonada 495
en el plato que quisieres,
y todas cuantas mugeres
tiene dentro, si te agrada.
  Resuélvete tú, y verás
el valor de don Garzía. 500
Capitán.
No basta ser sangre mía
para intentar esto y más.
D. Garzía.
  No ay sino dezir: yo quiero,
y remitillo a esta espada,
que el mundo en gustando es nada, 505
por la fee de cavallero.
 

Suenan relinchos de labradores.

 
Capitán.
  Gente de la villa sale
que deben de ir a Plasencia
a las fiestas.
D. Garzía.
Tu paciencia
de salvaguardia les vale,* 510
  que por la fee de soldado Ver Fol. 12v
que abían de ver quién soy.
Capitán.
Por ser capitán estoy
  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º21
a esto, alférez, obligado;
  que siendo ofizial del rey, 515
no es justa razón causar
alboroto en un lugar;
mas yo ronperé esta ley
  en más cómoda ocasión,
si no mudan parezeres. 520
D. Garzía.
Míraslo como quien eres,
y obedezerte es razón.
  Voy a sacar la vandera.
Capitán.
Sáquesse,* y vamos de aquí.
Loco me lleba y sin mí 525
la sserrana de la Vera. (Vanse.)
 

Salgan dos de la ciudad en Plasencia.

 
1.º
  ¿Quántos son los toros?
2.º
Creo
que son doze, pero son
cada cual como un león.
1.º
¡Qué dêllos rodando veo!; 530
  Si ay lanzadas* y rexones
y no lo saben hazer.
2.º
Sacres por fuera ha de aber
siendo los toros leones,
  que volarán de las sillas, 535
más que hazia arriba, hazia abaxo.*
1.º
Ese es notable trabaxo,
aun haziendo el asta astillas.
2.º
  A los que ven desde lexos
22LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º
fázil les pareze todo, Ver Fol. 13r 540
y en el coso de otro modo.
1.º
Siempre seguí los consexos
  de los que dizen que cosa
sin quien se puede pasar,
o hazella bien o mirar. 545
2.º
La plaza está milagrosa.
1.º
  No la he visto así jamás.
2.º
Bien te admiras y la estrañas.
1.º
¿Cómo es el juego de cañas?
2.º
Capas y gorras no más, 550
  porque lugar no tubieron
para libreas, por ser
con tanta prisa el querer
pasar sus altezas.
1.º
¿Fueron
  ciertas las nuebas de Alhama? 555

2.º
Don Rodrigo Girón es
el que la puso a sus pies;
digna hazaña de su fama.
1.º
  Con justa causa le alaba
la castellana nazión. 560
2.º
Al fin Pacheco y Girón,*
maestre de Calatraba.
1.º
  Él podrá poco, o pondrá
a sus pies del mismo modo
a Granada.
2.º
El coso todo 565
de gente cubierto está,
  y ocupando las ventanas
damas bizarras y bellas.
1.º
Oy sale el sol con estrellas.
2.º
Bellas son las plasencianas.* 570
  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º23
1.º
  ¿No tomaremos lugar Ver Fol. 13v
en un tablado?
2.º
Tomemos,
porque después no podremos
sitio tan a gusto hallar.
1.º
  ¿Hazia (a) qué hazera os inclina 575
la voluntad?
2.º
A esta azera.
 

De adentro, vendiendo, diferentes vozes.

 
3.º
¡Limas dulzes de la Vera!
4.º
¡Turrón!
5.º
¡Confitura fina!
6.º
  ¡Lindas camuesas y peros!
7.º
¡Zerezas!
8.º
¡Piñón mondado! 580
9.º
¡Açúcar blanco rosado!**
Aguador.
¡Agua y anís, cavalleros!
 

Un maestro de esgrima y un muchacho con espadas y cascos.

 
Maestro.
  Planta, Perico, el arnés**
en este sitio.
Perico.
Oy es día
de poleo** y valentía. 585
 

Dos bravos, el uno con espada, y el otro, que es Andrés, vestido como carretero, sin ella, y con montera y polaynas y un capote de dos aldas, y debaxo dêl un coleto y cayda por detrás la capa.

 
Gerónimo.
¿No hugaremos,** Andrés?
Andrés.
  Herónimo, en viendo entrar
de Gargantalaolla hente,*
24LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º
tomaré la espada.
Gerónimo.
A veynte
de Cuacos en su lugar 590
  dieron mucha pesadumbre
las fiestas pasadas.
Andrés.
Oy
esperándolos estoy.
Siempre tienen de costumbre
  brabear en su lugar, 595
aunque los dêssa aldegüela
les mearon la pajuela.**
Maestro.
¡Ea, galanes, entrar
  para hazer nonbre de Dios!
Gerónimo.
¿Qué responde Andrés a eso? Ver Fol. 14r 600
Andrés.
Pues lo dize el so maeso,
huguemos anbos a dos.
Gerónimo.
  Tenga, manzebo, esta capa
y esta espada.
Andrés.
Téngame
esta mía.
Maestro.
Jueguesé. 605
 

Toman las espadas y dize:

 
Andrés.
No he de perdonar al papa,
  no siendo de mi lugar.
Maestro.
Sea para bien la estrena.
Toquen casco. **
Andrés.
Dorabuena.**
 

Tocan casco, y luego como acostumbran sus idas y venidas.

 
Maestro.
Linpio, y sólo señalar; 610
  que aquí a enseñar se camina
y es lo demás borrachera.
 

Entretanto que desde adentro se pregona:

 
  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º25
3.º
¡Limas dulzes de la Vera!*
4.º
¡Turrón!
5.º
¡Confitura fina!
6.º
  ¡Lindas camuesas y peros!* 615
7.º
¡Zerezas!
8.º
¡Piñón mondado!
9.º
¡Açúcar blanco rosado!**
Aguador.
¡Agua y anís, cavalleros!
Maestro.
  Yo la vi. Vaia otra, y tiento
con la vista.
Gerónimo.
Eso buscamos. 620
 

Giraldo agora; Mingo con capa, puesto a lo gracioso, de brabo, y Madalena y Gila con revozos en la cara de volante y sonbreros de palma(1) y ferreruelos.

 
Gila.
A lindo tiempo llegamos.
Madalena.
Camínase por el viento,
  Gila, quando a fiestas es.
Gila.
Éstas, prima Madalena,
son de maior gusto.
Madalena.
¿Llena 625
la plaza de onbres, no ves?
Gila.
  Como los reyes onrrar*
esta ciudad an querido,
toda la Vera a venido,
que no a faltado lugar. 630
  Rabiando vengo por ver
26LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º
a la reyna, porque dêlla,
después de dezir que es bella,
dizen que es braba muger,
  que al lado de su marido, 635
que le guarde Dios mil años,
le ven her hechos estraños;
mas tal madre la ha parido
  y tal padre la engendró.
Madalena.
Su valor pintado an 640
en el príncipe don Juan.
Gila.
Madalena, en viendo yo
  mugeres dêsta manera,
me buelbo de gusto loca.
Maestro.
Esta vaya, y punto en voca. 645
 

De adentro:

 
3.º
¡Limas dulzes de la Vera!
Giraldo.
  Gila, tomemos lugar. Ver Fol. 14v
Mingo.
Siempre que en el coso estoy,
de mí imagino que doy
un olor particular, 650
  que debe de ser de miedo,
y es para el que tenga al lado...
 

De adentro:

 
9.º
¡Açúcar blanco rosado!
Mingo.
Y membrillos de Toledo.
Gila.
  Juego de armas ay aquí; 655
lleguemos, padre, a mirar,
que no faltará lugar.
Giraldo.
Tal inclinazión no vi.
Madalena.
  Erró la Naturaleza,
Gila, en no herte* varón. 660
  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º27
Gila.
¡Ay, prima!, tienes razón.
 

De adentro:

 
8.º
¡Piñón mondado!...¡Zereza!
Andrés.
  Llegando van forasteros. Ver Fol. 15r
Sienta, ** Heronimo.
Gerónimo.
Andrés,
sí haré para entrar denpués. 665
 

De adentro:

 
Aguador.
¡Agua y anís, cavalleros!
 

Toma Gerónimo su capa y espada y echa un cuarto en el casco que se quita el muchacho de la cabeza. Toma el montante el maeso y haze plaza agora.

 
Maestro.
  Plaza, hidalgos, ¡fuera, fuera!;*
guardar los pies.
Gila.
Mingo, toma
la espada tú.
Mingo.
¿Yo? Mahoma
con éste; de la montera, 670
  Gila, la puede tomar.
Gila.
¡Bibe Dios, que eres gallina!
Mingo.
Pues si eso te da mojina,*
yo te quiero contentar,
  que quiero salir por ti 675
esta vez descalabrado.
Gila.
Entra tú determinado,
y ten hígados y di
  que te descalabre.
Mingo.
Voy,
aunque con miedo cruel. 680
Gila.
Escucha, déxate dêl
28LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º
  cargar la espada. **
Mingo.
Ya estoy
  en lo que dizes.
Gila.
Y luego
alza y tírale un mandoble,**
que aunque la espada se doble, 685
saque de los cascos huego,*
  y déxalo luego estar,
que aquí estoy yo.
Mingo.
Que no quiero
contra aqueste carretero
más, Gila, que verme entrar. 690
  Mira del modo que tomo
la espada y cómo me quito
la capa.
Andrés.
Ya estoy agito
dêste paio. Ver Fol. 15v
Mingo.
Y mira cómo
  voy entrando.
Gila.
Sienpre tiesso 695
y a la vista;* eso me agrada.
Mingo.
Un cuerbo llevo en la espada.
Apártese, so maesso.
Maestro.
  Toquen casco. **
Andrés.
Dorabuena.
Maestro.
Linpio.
Mingo.
Yo tendré cuydado. 700
Madalena.
Brabamente Mingo a entrado.
Gila.
¿Pues no a de entrar, Madalena,
  estando yo aquí?
Giraldo.
Yo estoy *
  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º29
remozándome de ver
jugar las armas. Aier, 705
tal día como el que es oy,
  me parece que hué el día
que en este mismo lugar
¡a mozedad!, a pesar
de la mayor valentía 710
  que tubo toda la Vera,
a un brabo di en qué entender.
Todo pasa por correr
tan brebe la edad ligera.
 

Agora buelben a la segunda ida y venida. Dale en la cabeza y suelta la espada.

 
Andrés.
  Un pan le he de dar agora,** 715
si puedo, como unas nuezes.
Mingo.
Esto no es para dos vezes;
entre otro, amigo.
Gila.
En buen ora.
 

Arremeten Gerónimo y Gila a la espada, y cóxela Gila.

 
Gerónimo.
  Tarde llegué, y ¡bibe Dios!
que es muger la que a tomado 720
la espada.
Giraldo.
Gila, ¿en qué as dado?
Gila.
Ya lo veréys, padre, vos.
  Ten la capa, Madalena,
que a este brabo pienso her
que me sueñe. **1 **2
Andrés.
¿Una muher 725
toma la espada? Ver Fol. 16r
Mingo.
No suena
  una calabaza más.
Algo pago de vacío
30LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º
en los cascos.
Andrés.
¡Brabo brío!
Mingo.
Con carreteros, no más, 730
  que es gran gente de chichón,*
y ¡bibe Dios! que el que tiento,
que es otra cabeza, y siento
en el alma el coscorrón,
  que imagino que tanbién 735
a quedado no sé cómo.
¡Oh carretero de plomo!,
mala pedrada te den,
  derríbente las encías*
con un almirez, un box 740
te mate. Para relox
famosa mano tenías,
  que asentara lindamente
cuando dieras el caíz. **
Andrés.
Señora Aldonza o Beatriz, 745
si es su amigo o su pariente
  el paio del coscorrón
y le pretende vengar,
busque uno de su lugar
y llebará otro chichón; 750
  que a muheres tengo miedo,
sí ¡por ell agua de Dios! **1 **2
y más si son como vos.
Gila.
Bien sé que dársele puedo,
  mi señor, carro o carreta, 755
más que por muger por onbre.
Andrés.
Lindo dicho.
Gila.
No os asonbre.
Mingo.
Plega a Dios que no se meta
  Gila, por querer ser braba,
  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º31
donde no pueda salir. Ver Fol. 16v 760
Vien nos pudiéramos ir,
que ya yo me contentaba
  con que aia sido chichón
el taio del carretero;
aunque hué Tajo y hué Duero. 765
Giraldo.
No ay quien la meta en razón.
Maestro.
  Donzella, siente la espada
y no nos entranpe el juego.
Gila.
Señor maeso, yo juego,
y ya la tengo empuñada, 770
  y no he de her otra cosa
que la que digo.
Maestro.
Pues vaia.
Gila.
Muger soy sólo en la saya.
Maestro.
Y seréys muger famosa.
Andrés.
¿Al fin, señora donzella, 775
quiere hugar?
Gila.
Es antojo.
Andrés.
Por San Rorro, si me enojo,
que pueden doblar por ella.
Gila.
  Jugar y callar pareze
mucho mexor.
Maestro.
Nunca vi 780
tal muger.
Gila.
Yo siempre fui
dêste parezer.
Maestro.
Mereze
  corónica este valor,
braba postura, famoso
partir cerrado y airoso; 785
no pudo hazerlo mexor*
32  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º
  el mismo que lo ha inventado.
¡Por vida de mase Juan!
Reconoziéndose van.
Gila.
Éste es rebés por un lado. 790
 

Cárgale la espada Andrés y ella le da(1) muy bien, y mete el montante.

 
Maestro.
  Yo la vi, basta.
Andrés.
Y aun io
la he sentido y me âturdido, Ver Fol. 17r
¡bibe Dios!
Gila.
Esto no a sido
nada, por Dios; que corrió
  la espada sobre la suya. 795
Vaya otra.
Maestro.
¡Estraña muger!
 

Metiendo el montante.

 
Gila.
So maeso, ésta ha de ser.
Maestro.
Aquí es bien que se concluia.
  Siente, Andrés.
Mingo.
Pienso que siente
lo mismo que yo sentí. 800
Maestro.
En toda mi bida vi
una muger tan valiente.
Andrés.
  Que esto hué buscar moginas
con todo el lugar sospecho.
Gerónimo.
Digo que a sido mal hecho. 805
Gila.
Mienten como unos gallinas.
 

Da sobre ellos Gila con la espada de esgrima, y Gerónimo desenvayna la suya, y Andrés con la que tiene en la mano.

 
  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º33
Maestro.
  Asienta, muger, la espada.
Gila.
Ya es tarde.
Maestro.
Derribaréte
con el montante.
Gila.
¡Ea!, vete.
 

Dale al maestro.

 
Maestro.
¡Al maestro, cuchillada! 810
Gila.
  Por esto se dixo.
Maestro.
Espera.
Gila.
¿Dónde, gallinas, me voy?
¡Ah perros!, huyd, que soy
la serrana de la Vera.
Giraldo.
  ¡Hija, Gila!
Gila.
Apartaos, padre, 815
no os pierda el respeto aquí.
Giraldo.
Pondré las manos en ti,
¡Por el siglo de tu madre!
  quebraréte este bordón
en la cabeza.
Madalena.
Giraldo, 820
pues no ay remedio, dexaldo.
Mingo.
Voyme con mi coscorrón.
Gila.
¡A gallinas!
Madalena.
El decoro,
enojada, a de perderos.
 

Salga el que vende agua y anís, y en diziendo este verso, le quiebre el cántaro Gila, y digan de adentro:

 
Aguador.
¡Agua y anís, cavalleros! Ver Fol. 17v 825
 

De adentro:

 
¡Guarda el toro! ¡Guarda el toro!
Mingo.
  Aún esto huera peor.
Voyme a subir a un tablado.
34LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º
Gila.
Como a toro me han dexado;
conozieron mi furor. 830
  Pésame que con espadas
y el montante se me fueron;
pero en efeto huieron
como gallinas mojadas.
  Tomaos eso que os llebáys, 835
pues para bolber, cuytados,
como dizen, trasquilados,
con la serrana os tomáys;
  con la que a brazo partido
mata al osso, al jabalí; 840
con la que un molino así
mil vezes a detenido;
  con la que arroxa más alta
la barra que el pensamiento;
con la que aventaxa el viento 845
quando corre o quando salta;
  con quien güesos y costillas*
luchando a un onbre deshaze;
con la que en las manos haze
tres herraduras astillas; 850
  con quien como mimbres tiernos
corta una enzina, una oliva;
con la que un toro derriba
asiéndole por los cuernos;
  con la que en medio el furor Ver Fol. 18r 855
detiene un carro de bueies.
 

Tocan atabalillos, y salen arriba a una ventana don Fernando y doña Isabel, y siéntanse en dos sillas.

 
Ya pareze que los reyes
salen a este corredor.
  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º35
  Más agradables presencias,
en toda mi vida vi; 860
helles quiero desde aquí
dos cortesses reverenzias.
  Guárdeos Dios, reyes cristianos,
y denpués que anbos viváys*
cuatro mil años, os vays 865
al zielo dadas las manos,
  porque casados tan buenos,
como iedra y olmo es bien,
que aquí y en el cielo estén
jamás de gozarse ajenos. 870
  Que de bos, alta señora,*
a muchos días que estoy
enamorada, y os doy
los parabienes agora
  de los triunfos que gozáys 875
de las cosas que avéys hecho,
que bien el valor del pecho
en el senblante mostráis.
  Ruego a Dios que no paréys
hasta ganar a Granada, 880
porque dempués coronada
de sus granates quedéys,
  que dirán bien en la frente
de tan dibina amazona.
Vos tenéys gentil presona Ver Fol. 18v 885
y malaia yo si miente
  en quanto dize de vos
la fama, y que, si onbre huera,
por vos sola me perdiera,
y aun así lo estoy, ¡por Dios! 890
  Perdone, hermosa Isabel,
36  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º
vuestro Fernando dichoso,
que lo hué en ser vueso esposo
como vos en serlo dél.
  Con esto, a Dios, que de mal 895
vos libre y quede con vos,
y echadme entranbos a dos
vuesa bendizión real,
  que de hinojos os adoro.
Fernando.
¡Qué serrana tan graciossa! 900
Isabel.
Y quanto ser puede hermosa.
 

De adentro:

 
¡Guarda el toro! ¡Guarda el toro!
Fernando.
  Bizarro toro an sacado.
 

Pónese en pie la serrana.

 
Gila.
Oy he de her* por serbiros
una suerte, sin pediros 905
licencia, pues me ha encontrado
  en el cosso la ocasión,
y yo a Isabel enamoro.
 

De adentro:

 
¡Guarda el toro! ¡Guarda el toro!
 

Entren cayendo y levantándose algunos, y Mingo caídas las bragas y huyendo y diziendo:

 
Mingo.
Aún éste es peor chichón 910
  No temí en valde de estar,
pues esto pude temer,
en el coso, sin saber
la trasera asegurar.
Gila.
  ¿Dónde vas como Redina, ** 915
Mingo, todo desbragado?
 

Entre Mingo huiendo.

 
  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º37
Mingo.
Voy huyendo, que me a echado Ver Fol. 19r
el toro una melezina.
Gila.
  Escupiendo espuma al zielo
viene el toro; yo me arroxo, 920
que si los cuernos le coxo,
le he de her medir el suelo.
 

Éntrese arremetiendo hazia el vestuario.

 
Isabel.
  Loca aquella labradora,
Nuño, al parezer está.
Nuño.
Por los cuernos asió ya 925
al toro feroz, y agora
  le rinde como si fuera
una oveja.
Fernando.
¡Qué osadía!
 

Descúbrese agora entre los paños la cabeza del toro solamente, y ella echándole patas arriba.

 
Gila.
Ya saben la huerza mía
los nobillos de la Vera. 930
Fernando.
  ¡Qué valerosa muger!
Isabel.
No e visto maior valor.
Fernando.
¡Ola, don Nuño!
Nuño.
¡Señor!...
Fernando.
Merzedes le quiero hazer
  a esa muger; sabed dêlla 935
de adónde es.
Nuño.
¡A, labradora!,
¿de adónde sois?
Isabel.
Enamora
verla tan valiente y bella.
Gila.
Con reverenzia y perdón,
soy de Gargantalaolla, 940
que de tan viçarra polla
38  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º
fué otra igual el cascarón,
  que no hué menos gentil.
Nuño.
¿Qué nonbre tenéys?
Isabel.
Llamalda.
Gila.
Llámanme Gila Giralda, 945
hija de Giraldo Gil.
Isabel.
  La labradoraza es braba.
 

Tocan caxas de adentro.

 
Fernando.
¿Éstos qué atambores son?
Nuño.
De don Rodrigo Xirón,*
maestre de Calatraba. Ver Fol. 19v 950
Isabel.
  El maestre viene; alguna
nueba nos trae, pues marchando
entra en Plasencia, Fernando.
Nuño.
Ya el brabo Girón de Osuna
  llega.
Fernando.
Estraña novedad. 955
Isabel.
Algo será de Granada.
Gila.
Bien el balor de su espada
muestra el traje y magestad.
 

Entre el maestre de Calatraba, don Rodrigo Girón, en cuerpo, de negro, con plumas negras en el sonbrero y una ropilla como vaquero cerrada por delante y en medio del pecho una cruz, mayor que las ordinarias de Calatraba, y bastón, y haziendo sus reverenzias diga:

 
Octava real
D. Rodrigo.
** Católicos monarchas de Castilla
Isabel y Fernando, a quien el zielo 960
prospere, amén, y en la española orilla
os haga tributar el indio suelo,
entrando por el río de Sevilla
  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º39
(que fué al valor de vuestro santo agüelo
espexo) de sus climas más remotas 965
todos los años dos bizarras flotas.
  Yo llegué a Salamanca con la gente
castellana, estremeña y andaluza,
al orden que me distes obediente,
después de la postrera escaramuza 970
adonde cuerpo a cuerpo di al valiente
Albaialdos zegrí y al gomel Muza, **
entre Ronda y Morón, muerte, a despecho
de un morisco escuadrón por mí desecho.
  Hallé llorando a todos vuestra ausencia; Ver Fol. 20r 975
pero en vuestro retrato generosso
vuestro mismo valor, vuestra prudencia
y vuestro mismo pecho valerosso,
que las precissas causas que a Plasencia
os truxeron me dixo, y del forçosso 980
socorro a Alhama ** el orden juntamente,
que es luna al fin de vuestro sol absente.
  No quise en la ciudad dormir, que luego
bolbí a marchar aquella misma tarde,
porque la guerra no admitió sosiego 985
en el valor que nunca fue cobarde.
Del jubenil ardor, del marzial fuego
el príncipe alentado, en el alarde
quiso salir honrrando mi persona,
y dexando inmortal vuestra corona, 990
  sobre un polaco de villana raza,
de hermosa vista y de fayciones toscas,
que a corbetas las nubes amenaza,
entre la cola y clin hecho mil roscas,
la piel de la color de la linaza 995
nebada a trechos de unas blancas moscas **
al parezer tan vivas, y a la espuela,
que le han dado las alas con que buela.
40  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º
  Apenas el bucéfalo villano
escuchó el son de la marcial trompeta, 1000
quando de un mar de espuma crespa cano,
siendo el príncipe un monte, se inquieta,
alza el errado pie, baxa la mano
y da un salto, una coz y una corbeta,
midiendo de las casas lo más alto 1005
con la corbeta, con la coz y el salto.
  Quiso probar a darle una carrera, Ver Fol. 20v
¡pluguiera a Dios que nunca lo intentara!,
parte del furiosso bruto, de manera
que imaginamos que jamás parara; 1010
el vulgo atento el fin violento espera,
que le temió primero que llegara,
que como con su voz Dios le autoriza,
tanbién algunas vezes profetiza.
  Quando en medio de aquesta ligereza, 1015
que al viento, al pensamiento maravilla,
en su belozidad misma tropieza **
y en el arena pone una rodilla,
entre las manos mete la cabeza
y a un corcobo le arroja de la silla, 1020
y aunque se asió a las crines, por la frente
caió sobre los ojos de la gente.
  Levantóse en el vulgo un alarido
mirando la desdicha que temía,
dexarretando al bruto, que corrido 1025
del desmán desdichado se escondía.
Levantamos del suelo sin sentido
al príncipe don Juan, que ya bolbía
en sí animoso, desde allí a la cama,
y marchó luego a sacorrer a Alhama. 1030
  LA SERRANA DE LA VERA.- Acto 1.º41
  No se atrebieron a escrebir, y quise
de camino avisaros sin pararme,
por que el alarbe bárbaro no pise
el muro que una vez llegó a entregarme.
De su salud confío que os avise 1035
la infanta doña Juana. Mandad darme
lizenzia, pues inporta la presteza, Ver Fol. 21r
y guarde Dios mil años a su Alteza.
 

éntrese tocando las caxas.

 
Isabel.
  Para aqui es el valor, Fernando; agora
es menester el pecho generoso. 1040
Fernando.
Católica Diana y venzedora
de tanto cuello alarbe belicoso,
ese heroyco valor que España adora,
en tan triste ocasión será forçosso
que se le dé a mi pecho, que en los reyes 1045
del valor quiebra amor las grabes leyes.
  La fiesta cesse aquí, y el cielo, al ruego
de España, enseñe aquella piedad franca
que sienpre nos mostró.
Isabel.
Partamos luego,
sin parar a Plasencia, a Salamanca. 1050
Fernando.
Vamos. Sin seso voy de llanto ciego.
Isabel.
De sentimiento el alma se me arranca.
Gila.
Con esto estorbó el zielo que no fuera
dichosa la serrana de la Vera.

 
 
FIN DEL ACTO PRIMERO